---- Capítulo 3 La rabia me dominó por completo y di una patada a la silla, haciéndola caer estrepitosamente. Mariano, percibiendo mi estado de ánimo, intentó calmar las aguas: -Entiendo tu enfado, pero ya no podemos cambiar lo sucedido. Deja de comportarte como una chiquilla. Por cierto, éno mencionaste que querías hospedarte en un hotel de cinco estrellas? Olvidémonos del presupuesto, jharé el cambio de reservación ahora mismo! Una sonrisa sardónica se dibujó en mi interior. éDe verdad pensaba que podía manejarme a su antojo? - j Qué considerado eres, carifio! - contesté destilando sarcasmo. Al instante, el teléfono de Mariano vibró con una alerta bancaria. - Valeria, écómo se te ocurre hacer semejante gasto con mi tarjeta? -iTú mismo sugeriste el hotel cinco estrellas! -jTe di permiso para alojarte ahí, pero no para usar mi tarjeta! Solté una carcajada mordaz: - fAcaso necesito tu autorización para elegir dónde hospedarme o cuánto gastar? éTe has creído millonario con tu salario de 1000 dólares mensuales? La cara de Mariano se tornó escarlata. - éQué estás tratando de decir? -La realidad es que desde el inicio de ---- nuestro matrimonio, supuestamente compartíamos los gastos equitativamente, pero la verdad es que yo cargaba con la mayor parte del peso económico. Si no fuera por mí, toda la familia estaría mendigando en las calles, pero parece que unos pocos días de prosperidad les hicieron olvidar quién es realmente su salvadora financiera. -iBasta de peleas! Una mujer discutiendo con su marido, jqué falta de respeto y sumisión! jVe a hacer la cena, équieres que todos nos muramos de hambre? - gritó mi suegro desde el sofá. iAún me querían de sirvienta? jiNi lo suefien! -Fabiola, tú que creciste con Mariano, énunca has probado su comida? Fabiola rodó los ojos. -jPor supuesto que sí! Cuando sus padres no estaban, Mariano siempre cocinaba para mí. j Y ahora cocina incluso mejor! Miré a mi esposo. - Yalo oíste, épor qué no nos deleitas? - dije mientras le quitaba las fresas a Mario y me sentaba a revisar mi celular. Mi suegra, molesta al verme ordenarle a Mariano, protestó: - jUn hombre no debe cocinar! -Miré a Mariano y respondí con sarcasmo: - Fabiola rara vez nos visita con el nifio, éno me digas que no son ---- bienvenidos? Mariano, incómodo, buscó ayuda en su madre con la mirada. Ella, resignada, terminó cocinando ella misma. Después de tanto tiempo de comodidades, le tomó bastante tiempo preparar la comida. Enla mesa, mi suegra servía animadamente a Fabiola y su hijo. -Fabiola, querida, recordé que te gusta la comida picante y preparé todo especialmente para ti. j Come bastante! -Ja, sabiendo que no como picante, lo hacía para molestarme. - Valeria, Fabiola es nuestra invitada. Si no te gusta, puedes hacerte unos fideos. Arrojé el tenedor sobre la mesa. - jDisfruten su comida, me voy a un restaurante de verdad! Mariano, furioso, exclamó: - jValeria, mi madre a su edad cocinando para ti y tá desprecias su comida! jéTe has vuelto loca?! Además, équé hay del equipaje sin empacar? - êNo adoran tanto a Fabiola? jQue lo haga ella! - respondí, dejándolos a todos atónitos. Salí dando un portazo y me dirigí a un hotel de lujo, donde disfruté de una excelente cena y un spa. Tengo mi propio dinero, épor qué debería ser su esclava?