---- Capítulo 1 Punto de vista de Isabel Como un ánge! caído, medio consciente, Carlos Cruz estaba tendido sobre mi cama, tenía la camisa arrugada y los dedos extendidos hacia mí, pronunciando mi nombre de manera arrastrada, completamente embriagado. -Isabel? -»murmuró, con los ojos apenas abiertos-. ;Por qué estás tan lejos? El sonido de su voz, tan famíliar y desgarradoramente íntimo, me hizo sentir un dolor en el pecho. Me quedé paralizada porque aquel fue el momento; el instante a partir del cual, todo salió mal en mi vida pasada. Carlos me mostró una sonrisa lenta y perezosa, mientras se desabrochaba los botones de la camisa. -Ven, Isabel. Se veía como la representación de la tentación, el pecado, y todo lo que solía desear. Pero ya habia aprendido la lección, así que no me acerqué, sino que di un paso atrás. En mi vida pasada, mi hermano Damián, aquella noche me había entregado una copa de whisky con una sonrisa cómplice, ya que sabía que estaba enamorada de Carlos, su peligroso e intocable amigo, el jefe de la mafia. ---- Ya le habia servido una copa a Carlos, diciendo que era para que se relajara. -Si no te ama -me susurró Damián-, z qué daíio les haría tener una aventura de una noche? En ese entonces, era ingenua y creí que Carlos y yo éramos la pareja perfecta. É| era el despiadado rey del mundo mafioso. Yo, la hija del magnate de casinos más poderoso de Manhattan. Juntos, podríamos haber gobernado Nueva York. AAsí que seguí el plan de mi hermano, dejándome Ilevar por la fantasía de que Carlos realmente me queria, lo permití todo: que me besara y que sus manos se deslizaran bajo mi ropa. Una noche, eso seria todo. Pero esa noche Ilevó a un embarazo, luego a una propuesta apresurada del siempre honorable Carlos. Pensé que su amor crecería al compartir la responsabilidad de criar a nuestro hi| Ilegaría a amarme como yo lo amaba a él. Sin embargo, Carlos se fue el mismo día que di a luz, desapareciendo por cinco largos aíios. , que Cuando finalmente regresó, no estaba solo. Traía a Alexandra, su primer y eterno amor, por quien nos habia abandonado. Ella me odiaba, al igual que a Leo, nuestro hijo. Por ende, le habia dado un ultimátum: nosotros o ella. Pero antes de que él pudiera elegir, ella desapareció de su vida. Por su parte, Carlos se quedó, por lo que pensé que nos habia elegido, que habia decidido estar con nuestro hijo... así que nos convertimos en la familia perfecta. Hasta el sexto cumpleafios de Leo, cuando íbamos por la autopista, rumbo a cenar. De repente, los frenos fallaron y el coche giró fuera de control, había humo y gritos por todas partes. ---- Carlos salió rápidamente, y cerró la puerta con llave detrás de él. Fue entonces cuando entendí que no me habia perdonado por la desaparición de Alexandra, que, en verdad, nunca me había amado, no de verdad De vuelta a la realidad, pensé que algún dios cruel que observaba cómo mi vida se desmoronaba, me había concedido una segunda oportunidad; y esta vez no la desperdiciaria, le daría a Carlos exactamente lo que queria: a Alexandra. Encontré su teléfono y deslicé la pantalla hasta ver su nombre, luego marqué. -iAlexandra? Carlos está dormido en mi habitación. Está borracho, así que deberias venir por él. Carlos se removió en la cama, murmurando algo que no pude entender. Quince minutos después, Alexandra irrumpió en mi habitación como una tormenta en tacones, con los ojos entrecerrados, y el rostro pálido por el esfuerzo y la sospecha. -Todos saben que llevas aõos babeando por Carlos -dijo, cruzándose de brazos como retándome a decir la verdad-. Ahora, está en tu cama, solo, en tu cumpleaõos. Y en vez de seducirlo, ume llamas? ; Qué planeas, Isabel? ;Realmente eres tan virtuosa... o estás tramando algo? No tenía paciencia para sus dramas. -No hay tiempo para tu paranoia -respondí con frialdad-. Carlos está borracho e inconsciente. Sácalo de mi cuarto, no me importa si ---- lo arrastras a su casa o lo subes a un taxi, porque estoy segura de que no querrás que despierte en la cama de otra mujer, ,verdad? Alexandra me lanzó una mirada filosa, pero no discutió. Se acercó y apoyó el brazo de Carlos sobre su hombro, luchando con su peso. Lograron Ilegar al pasillo antes de que é| cayera como un árbol derribado. -Está demasiado borracho -resopló-. Será mejor que nos quedemos en la habitación de invitados, -Por el pasillo, a la izquierda -.murmuré-. Pónganse cómodos. Pensé que mientras él estuviese con Alexandra, todo sería diferente esta vez. -Ayúdame a levantarlo -pidió Alexandra-. No puedo cargarlo sola -Claro -respondí en voz baja y me acerqué a ayudar. Carlos apenas se mantenía erguido entre las dos, y, cuando finalmente lo acostamos en la cama de invitados, cayó boca abajo con un suave gemido. Sin embargo, su traje seguía impecable y no tenía ni un cabello fuera de lugar. Ni siquiera intentaste besarlo, , verdad? -preguntó Alexandra arqueando una ceja mientras se acomodaba la blusa-. ANi siquiera un pequeão beso furtivo? Tragué saliva y negué con la cabeza. -Ahora es todo tuyo. Me fui antes de que pudiera decir algo más. Momentos después, el sonido amortiguado de besos flotó por el pasillo. Luego gemidos y risas, mezclados con el inconfundible roce de las sábanas. ---- En un principio, me paralicé. Me dije a mí misma que ya no me importaba, pero esos sonidos apufialaron algo dentro de mí. Sentí agujas; pequeõas e invisibles, que atravesaron mis defensas y mi fuerza de voluntad, así que corrí, sin mirar atrás. «Disfruta tu noche con ella, Carlos», pensé. «Te la devolví, tal como siempre quisiste». Había subestimado el efecto del whisky. Para cuando salí a la calle, la cabeza me daba vueltas y el estómago se me hizo un nudo. Entonces Ilegó la visión borrosa y me tambaleé sobre mis tacones, por lo que me detuve en la esquina, agarrándome a un poste para no caer. Esa zona me era desconocida, todo se veía áspero y sombrio. El único edificio con luces encendidas era un club nocturno que parpadeaba con un letrero que decía «RUBÍ» en neón rojo. Muy elegante, Revisé mis bolsillos; no Ilevaba el teléfono y solo tenía un poco de dinero en efectivo. No podría Ilamar a Damián para que me rescatara, perfecto. Entre el callejón sucio y el club, elegí el mal menor. 'Adentro, el club nocturno era oscuro, ahumado y vibraba con un sonido bajo. La música resonaba en mis oídos. Me abri paso hasta la barra, zigzagueando entre cuerpos y destellos de purpurina, -gAgua? -le pregunté al camarero, parpadeando hacia arriba-. zO ---- algo sin alcohol? Me regaló una sonrisa lenta y divertida. -Estás en el lugar equivocado para eso, bonita. Pero espera un momento, voy a revisar en la trastienda. Asentí, agarrándome del mostrador para no caer. Buscando un asiento, tropecé cerca de un reservado y caí directamente sobre alguien. Un regazo muy fuerte y masculino, que parecía demasiado pulcro para estar alli; levaba la camisa abotonada y una chaqueta oscura, que dejaba entrever unos músculos muy marcados. jPor Dios, era hermoso! -Lo siento -murmuré, medio aturdida-. ; Trabajas aqui? -Si ajustó su posición, sus pantalones se sentían fríos contra mis piernas desnudas-. cEstás sola? ;Quieres que Ilame a alguien para que venga por ti? -No -dije rápidamente, y, sin pensar, puse mis dedos sobre sus labios-. Hoy es mi cumpleaãos. No quiero ir a casa todavía.. Sus ojos se alzaron hacia los míos; oscuros, inescrutables, devastadoramente intensos. Luego, con una ternura sorprendente, apartó mi mano de sus labios. -Has estado bebiendo toda la noche, Isabel? -preguntó en voz baja, casi íntima. -iMe conoces? -parpadeé, intentando sentarme más derecha para verlo mejor. Pero la habitación se inclinó y mis labios, sin previo aviso, chocaron contra los suyos.
