---- Capítulo19 La policía omitió esa parte del video y encontró justo otra grabación donde yo, aturdida, era atropellada en la calle. El policía miró compasivo a Alejandro y le dio una palmada en el hombro, sin decir nada. Alejandro se desplomó en el suelo, con la mirada perdida y una expresión de desamparo total. Parecía un nifio de nuevo, como cuando tenía tan solo diez afios y vio nacer a su hermana mientras su madre fallecia. El dolor que sentía ahora no era menor que el de aquel entonces. No le tomó mucho tiempo encontrar mi cuerpo. Que vacía allí, tranquila, gris y fría como una piedra. El personal del hospital comentaba con cierta lástima: - Pobre chica, dicen que solo tenía 18 afios. Luego, con tono de reproche: - Y la familia tarda tanto en buscarla. Sus miradas juzgaban a Alejandro, claramente desaprobándolo. ---- Ytenían suficiente razón para ello. La mayor parte de mi vida fue un infierno por culpa de Alejandro, y otra parte por Yulia. Ese par de hermanos fueron mis más grandes verdugos. Alejandro abrazó mi cuerpo y empezó a hablar en voz alta: - Lucía, Alejandro vino a lIlevarte a casa. iTienes frio? Temblaba de friío, pero no me soltaba. Frotaba mis mejillas grises y sostenía con delicadeza mis pequefias manos. - Lucía, estás helada. fEs porque tardé en venir por ti? Un encargado, viendo su comportamiento tan errático, suspiró y murmuró: - Si lo hubiera sabido antes, épor qué actuó de esa manera? Aunque lo dijo en voz baja, Alejandro lo escuchó. Un sabor amargo y doloroso se extendió por su boca y luego por todo su cuerpo. Se quedó paralizado por unos minutos, abrazando mi cuerpo, y luego rompió en llanto desconsolado. Ahora realmente creía que su hermana, y su único ---- familiar en este mundo, estaba muerta. Flotando en el aire, no pude evitar derramar lágrimas. Pensé: "Es demasiado tarde, Alejandro". Tantas veces anhelé que fueras más amable conmigo. Ahora que estoy muerta, tu odio Ilegó a su fin. Ya no te debo nada.